@2022model3: Who is this absolute diva ##kia##fyp##fypシ##foryoupage##trending##2017#diva

Thatuglyq5
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Sunday 22 December 2024 19:19:37 GMT
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connorhymas
ConnorHymas :
Walking past an Audi Lexus and BMW for a Kia is insane.
2024-12-22 20:34:06
1045
cadenwhoo
Caden ⛄️ :
Kia that has my name in is 🙈❣️
2024-12-22 21:24:03
9
nathan.hart
Nate :
Beth bowland ate this up
2024-12-22 21:46:59
437
billyrothmeier94
Billy :
That same Kia exploding a second later
2024-12-22 22:23:25
142
they.all.love.nate
Nate😎 :
ELIZABETH BOLAND WHAT ARE U DOING HERE!!!!😂😂😂
2024-12-22 22:10:28
29
playboijulian
Julian :
That car lasted two years if your lucky 😭 (I’m being so fr)
2024-12-22 22:22:46
7
llogaan._
logang😵😵 :
the cadenza was the best kia ever made hands down.
2024-12-22 22:28:05
4
arkoraj92
ArkoRaj :
This is never happening 💀
2024-12-23 06:58:29
5
y_pmodels
YP :
walking pas a higher class sedan for a mid class sedan is insane
2024-12-23 02:01:12
40
24.sonata
24.sonata :
I’d rather the k900 or the Cadenza over a German counterpart
2024-12-22 23:34:09
3
midnight.k5gt1
midnight.k5gt1 :
Now kia… 😭😭😭 be absolutely fr.
2024-12-22 22:14:08
76
02.quest
Such van. :
Anything looks great with Christina Hendricks driving 🙏
2024-12-22 23:50:50
66
orangesienta
Owen :
And which is discontinued? Lets think about that…
2024-12-23 06:15:01
1
mr.j4yd3nn
jay :
BETH
2024-12-23 08:16:29
0
peytinriley
Peyton R. Stephens :
I trust HER
2024-12-23 05:42:13
0
16.escape
Preston :
Okay no cause the k900 & cadenza are actually stunning like
2024-12-22 22:57:29
4
user119826126331
￶ :
CHRISTINA HENDRICKS 💜
2024-12-22 20:52:58
2
coldplayvsco
Andre :
Bring back the Cadenza! 😭
2024-12-22 23:57:55
8
caseoh_twinn_
04_camry_Le🌬️ :
I WANT ONE SO BAD
2024-12-22 20:35:33
3
cribley
Cribley :
New boland motors commercial just dropped
2024-12-23 10:20:34
0
riichyy2
riichyy :
Mom
2024-12-23 09:32:16
0
only_lc8
only_lc8 :
😂😂hell nah
2024-12-23 06:47:53
0
plsr9_
PULSAR :
the cadenza and k900 were actually good cars from Kia, they barely sold tho and hard to find
2024-12-23 02:23:58
6
ishaan_k.p
Ishaan<: :
The fact Kia knows not to mess with Mercedes Benz.✨
2024-12-23 10:16:12
0
andrewbellis
Andrew Bellis :
She’s in good girls
2024-12-23 09:54:20
0
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Había una vez un joven llamado Alaric que vivía en una aldea remota, rodeada de colinas y bosques interminables. A simple vista, parecía un hombre común, pero llevaba consigo una carga invisible que lo distinguía de todos los demás. No era una carga física, sino algo que habitaba en su mente y en su espíritu. Era la acumulación de años de inseguridades, errores y miedos que tomaban forma en su interior. Una mañana, Alaric decidió partir en un viaje hacia la gran ciudad en busca de un nuevo comienzo. Montó su fiel caballo, Bruma, y se adentró en el bosque, dispuesto a enfrentar lo desconocido. Pero no había recorrido mucho cuando sintió un peso extraño en su espalda. Se giró, desconcertado, pero no vio nada. Pensó que era solo el cansancio y continuó su camino. Al caer la tarde, mientras cabalgaba por un campo abierto, algo extraño comenzó a suceder. Sentía movimientos en su caballo, pequeños saltos y trotes desiguales, como si Bruma cargara algo más que a él. Miró hacia abajo y vio figuras grotescas subiendo por las patas del animal. Eran criaturas pequeñas, de ojos brillantes y risas agudas. Tenían cuerpos retorcidos y zarpas afiladas, y no parecían humanas ni animales. Alaric sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, pero se convenció de que era una alucinación provocada por el cansancio. Sin embargo, las criaturas comenzaron a trepar por Bruma, aferrándose al cuello del caballo, tirando de su crin y mordiéndolo con dientes afilados. Bruma relinchó, tratando de liberarse, pero las criaturas no lo soltaron. —¡Déjenlo en paz! —gritó Alaric, tratando de espantarlas con sus manos. Pero las criaturas no respondían. En cambio, comenzaron a hablar con voces burlonas: —No podemos irnos, Alaric. Nosotros somos tuyos. Hemos nacido de ti. Alaric sintió que el aire se volvía más pesado, como si el mundo entero lo aplastara. De repente, comprendió. Aquellas criaturas no eran reales en el sentido físico; eran la encarnación de todo lo que él llevaba dentro: su culpa, sus fracasos, sus temores. Todo aquello que había ignorado y reprimido durante años ahora lo seguía, reclamando su atención. Mientras las criaturas reían y tiraban de Bruma, Alaric supo que tenía que enfrentarlas. Detuvo al caballo y desmontó, plantándose firme en el suelo. —No voy a seguir huyendo de ustedes —dijo con voz temblorosa, pero decidida—. Si han venido conmigo, es porque tienen algo que enseñarme. Las criaturas lo rodearon, dejando de reír. Una de ellas, la más grande, dio un paso al frente. —No queremos lastimarte, Alaric. Solo queremos que nos veas. Somos parte de ti. Puedes ignorarnos, pero nunca desapareceremos. Alaric respiró profundamente y cerró los ojos. Por primera vez, en lugar de luchar contra sus temores, decidió aceptarlos. Reconoció cada criatura como una parte de sí mismo: una representaba su miedo al fracaso, otra su incapacidad para perdonarse, otra la tristeza que nunca había enfrentado. A medida que las aceptaba, las criaturas comenzaban a desvanecerse, una por una, hasta que solo quedó la más grande. —¿Y tú? —preguntó Alaric—. ¿Qué representas? La criatura lo miró con una sonrisa extraña y respondió: —Soy el miedo a estar solo. Pero ahora que me enfrentas, ya no soy tan grande, ¿verdad? Con esas palabras, la última criatura desapareció, dejando a Alaric y a Bruma solos en el campo. El aire se sentía más liviano, y el horizonte, más claro. Alaric volvió a montar a Bruma, y esta vez, mientras avanzaba, sintió que el viaje ya no era una huida, sino un verdadero comienzo. Autor: Diego García #reflexiones #soledad #lectura #escritos #escrituracreativa #historias
Había una vez un joven llamado Alaric que vivía en una aldea remota, rodeada de colinas y bosques interminables. A simple vista, parecía un hombre común, pero llevaba consigo una carga invisible que lo distinguía de todos los demás. No era una carga física, sino algo que habitaba en su mente y en su espíritu. Era la acumulación de años de inseguridades, errores y miedos que tomaban forma en su interior. Una mañana, Alaric decidió partir en un viaje hacia la gran ciudad en busca de un nuevo comienzo. Montó su fiel caballo, Bruma, y se adentró en el bosque, dispuesto a enfrentar lo desconocido. Pero no había recorrido mucho cuando sintió un peso extraño en su espalda. Se giró, desconcertado, pero no vio nada. Pensó que era solo el cansancio y continuó su camino. Al caer la tarde, mientras cabalgaba por un campo abierto, algo extraño comenzó a suceder. Sentía movimientos en su caballo, pequeños saltos y trotes desiguales, como si Bruma cargara algo más que a él. Miró hacia abajo y vio figuras grotescas subiendo por las patas del animal. Eran criaturas pequeñas, de ojos brillantes y risas agudas. Tenían cuerpos retorcidos y zarpas afiladas, y no parecían humanas ni animales. Alaric sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, pero se convenció de que era una alucinación provocada por el cansancio. Sin embargo, las criaturas comenzaron a trepar por Bruma, aferrándose al cuello del caballo, tirando de su crin y mordiéndolo con dientes afilados. Bruma relinchó, tratando de liberarse, pero las criaturas no lo soltaron. —¡Déjenlo en paz! —gritó Alaric, tratando de espantarlas con sus manos. Pero las criaturas no respondían. En cambio, comenzaron a hablar con voces burlonas: —No podemos irnos, Alaric. Nosotros somos tuyos. Hemos nacido de ti. Alaric sintió que el aire se volvía más pesado, como si el mundo entero lo aplastara. De repente, comprendió. Aquellas criaturas no eran reales en el sentido físico; eran la encarnación de todo lo que él llevaba dentro: su culpa, sus fracasos, sus temores. Todo aquello que había ignorado y reprimido durante años ahora lo seguía, reclamando su atención. Mientras las criaturas reían y tiraban de Bruma, Alaric supo que tenía que enfrentarlas. Detuvo al caballo y desmontó, plantándose firme en el suelo. —No voy a seguir huyendo de ustedes —dijo con voz temblorosa, pero decidida—. Si han venido conmigo, es porque tienen algo que enseñarme. Las criaturas lo rodearon, dejando de reír. Una de ellas, la más grande, dio un paso al frente. —No queremos lastimarte, Alaric. Solo queremos que nos veas. Somos parte de ti. Puedes ignorarnos, pero nunca desapareceremos. Alaric respiró profundamente y cerró los ojos. Por primera vez, en lugar de luchar contra sus temores, decidió aceptarlos. Reconoció cada criatura como una parte de sí mismo: una representaba su miedo al fracaso, otra su incapacidad para perdonarse, otra la tristeza que nunca había enfrentado. A medida que las aceptaba, las criaturas comenzaban a desvanecerse, una por una, hasta que solo quedó la más grande. —¿Y tú? —preguntó Alaric—. ¿Qué representas? La criatura lo miró con una sonrisa extraña y respondió: —Soy el miedo a estar solo. Pero ahora que me enfrentas, ya no soy tan grande, ¿verdad? Con esas palabras, la última criatura desapareció, dejando a Alaric y a Bruma solos en el campo. El aire se sentía más liviano, y el horizonte, más claro. Alaric volvió a montar a Bruma, y esta vez, mientras avanzaba, sintió que el viaje ya no era una huida, sino un verdadero comienzo. Autor: Diego García #reflexiones #soledad #lectura #escritos #escrituracreativa #historias

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