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El debate sobre el tema suele estar lleno de pasiones, ideologías y discursos que buscan más convencer que comprender. Pero si dejamos a un lado el ruido y miramos el hecho con sentido COMÚN, la realidad es clara desde la fecundación estamos frente a un organismo humano con un código genético único e irrepetible. No es un “algo” indefinido, es un ser humano en desarrollo.
Lo que cambia con el tiempo no es su esencia, sino su grado de madurez. Al inicio es apenas visible, después tiene forma, luego late su corazón, y más adelante respira por sí mismo. Pero en cada una de esas etapas, sigue siendo humano. Negar esa verdad es como pretender que una semilla no es un árbol en potencia, simplemente porque aún no ha crecido.
El verdadero problema no debería ser discutir si es “ser” o “no ser” humano, porque la biología ya respondió esa pregunta. El verdadero problema está en cómo asumimos la responsabilidad de nuestros actos. Muchas voces hoy buscan presentar el 4bort0 como una salida fácil, cuando en realidad lo que necesitamos como sociedad es hablar con seriedad de prevención, educación y decisiones conscientes.
La libertad auténtica no consiste en eliminar lo que no quiero afrontar, sino en decidir antes con plena conciencia. Si no se desea tener hijos, existen caminos responsables: la prevención, la educación y los métodos definitivos. Lo que no podemos hacer es engañarnos diciendo que no hay vida, o que esa vida carece de valor.
La esencia de la reflexión es esta madurar no significa exigir más derechos, sino aprender a asumir las consecuencias de las decisiones que tomamos. Y ese es el debate que todavía está pendiente.
2025-08-19 01:28:50