@claudiamarohe: La búsqueda de validación es una trampa sutil. Yo no entendía cómo me hería… cómo podía doler tanto lo que otros opinaban de mí. Era como si sus palabras tuvieran el poder de definirme, de hacerme sentir pequeña o insuficiente. Y, sin darme cuenta, entregaba mi valor a ojos que nunca iban a mirarme con el amor con el que yo debía mirarme. El problema de la validación externa es que nunca alcanza. Hoy te aplauden, mañana te critican. Y vivir en ese vaivén es agotador. Es como beber agua salada: cuanto más tomas, más sed tienes. El día que decidí soltar esa necesidad, entendí que la única mirada que realmente importa es la mía. Dejar de depender de la aprobación ajena es un acto de libertad: me permitió equivocarme sin miedo, ser rara sin excusas, brillar sin pedir permiso. La validación verdadera no viene de afuera. Viene de ese lugar interno que sabe quién eres, incluso cuando nadie aplaude. Buscar validación en otros es como beber agua salada: cuanto más tomas, más sed tienes. Por eso, dejar de perseguirla es un acto de libertad. Cuando dejas de depender de la mirada externa, puedes equivocarte sin miedo, puedes ser extraño, puedes brillar sin pedir permiso. El mundo cambia cuando entiendes que no tienes que demostrar nada, solo ser. La validación de otros es efímera. Pero cuando validas tu propio valor, eso sí es eterno.

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Friday 05 September 2025 11:47:37 GMT